Maestros

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miércoles, 7 de septiembre de 2011

La "cocina" de Inodoro Pereyra (III)

(Última entrega de “Cocinemos un Inodoro”, por Roberto Fontanarrosa. Secretos de la historieta y el placer de la lectura al mismo tiempo…)

Cuando está todo ya más o menos cocinado, escribo -perdón, escribimos- un diálogo en una hoja oficio. Calculamos, a ojo, que con eso nos alcanza y a veces, para mejor, nos sobra. Lo óptimo es cuando sobra, porque quiere decir que uno ha podido hacer una pequeña selección y así queda a salvo el orgullo del creativo. En ocasiones, de arranque, usted comprueba que se va a quedar corto. Entonces mete, en los dos o tres primeros cuadritos, una situación encapsulada, pequeña, sin posibilidades de mayor desarrollo, que abre la tira. Situación que no tendrá demasiada relación con el resto del asunto y luego se ligará con el tema central de forma natural o arbitraria. No, no tiene por qué ser los loros, no se ponga reiterativo con ese asunto.
Ej.: Inodoro observa un mate que pierde líquido por varias perforaciones. “Otra vez la policía me agarró el mate”, dice. Mendieta le recomienda ahorrar para comprar otro. Inodoro replica “¡Como para invertir en muebles, estamos!” Y ya entran en el tema del ahorro y el chancho-alcancía, del cual hablamos anteriormente, ¿no lo recuerda? Olvídelo. Estos temas encapsulados son útiles, pero no es de lo más pulcro como procedimiento. Prefiero que la tira arranque y termine con el mismo tema. Sucede, sin embargo, que a veces el ojo del amo erra el cálculo, como le pasó ahora a usted por su impericia, y en medio de la tira, uno se encuentra con que el material que tenía no le alcanza. Alerta rojo. Error humano.

Tenemos el comienzo y el final pero faltan, digamos, dos cuadritos en el medio. Hay que correr a la carpeta para rellenar ese hueco con algún pasacalle que no aparezca como muy traído de los pelos. Agradezco su consejo: uno puede macanear con las medidas, agrandando un cuadrito, estirando el otro. Pero… ¡el lector se da cuenta, mi querido! El lector advierte que usted se tira a chanta. ¡Y estamos defendiendo una media página a color del diario Clarín, mi viejo! ¡Cómo se nota que usted se va y se despreocupa del problema! No, acá hay que trabajar hasta que aparezca alguna réplica para insertar en el diálogo, o una pequeña gracia que anteceda al final.
Impensadamente, pese a su ayuda, ya tenemos el 30% del tema central, el 30% del remate y el 30% de los chistes intermedios. Nos resta el 10% del dibujo. Ojo la tinta. Acá mejor se me sienta allá y mira desde lejos. Trataré de que el dibujo refleje el relato lo mejor posible, que sea expresivo, que narre. Ya sé que el texto no le causa gracia. No me mueva la mesa. No soy un plástico audaz, ni un virtuoso, ni un explorador de nuevas técnicas y texturas. No, no son así los loros. Cubro con papel manteca una fotocopia del original y coloreo infantilmente, con fibras. Guarda el codo. No me ayude más, mi viejo. Zapatero a tus zapatos. Usted remítase a lo suyo y espere el próximo miércoles para leerlo. El buey solo bien se lame. Después de todo, en diciembre de este año se van a cumplir 20 años de la primera publicación de Inodoro, en la revista Hortensia, de Córdoba, y, pese a la edad, todavía puedo seguir diciéndole a este gaucho todo lo que tiene que hacer y decir, puntualmente, cada quince días. No, salga, largue el lápiz. No necesito ayuda. Recuerde aquello de “En Rosario, uno se siente más creativo”. Y no lo dije yo. Lo dijo Belgrano, hace muchos años. Descuide, su firma no aparecerá en el trabajo.


Del Suplemento Cultura y Nación del diario Clarín, 1992
Episodio de Inodoro Pereyra: revista Viva (s/f)

(Para ver otros temas vinculados a la técnica de la historieta, revisar al pie de página el apartado "Aprendizaje")