Cuando Patoruzú se hizo dueño y señor de la historieta humorística nacional, parecía todo dado - como ha ocurrido con otros personajes - para que Isidoro pasase de estrella a un simple segundón o, peor aún, se fuese consumiendo hasta caer en el olvido.
Sin embargo, y aunque nunca alcanzó la popularidad del gran cacique, todo lo antedicho estuvo lejos de concretarse: desde comienzos de los 40, Isidoro recuperaba su propia tira (teniendo en cuenta a los "pre-Isidoros") en el mismísimo semanario del indio, libre de este y con su propia corte de personajes secundarios (a excepción del Coronel Cañones, quien acompañó a ambos con distinta frecuencia).
Aquel Isidoro todavía estaba lejos del porteño triunfador que conocimos a través de "Locuras de...", su propia revista. Por lo general, entre los años 40 y 60 sus avivadas solían terminar mal para él: lo que deseaba aparentar o el rédito de cualquier tipo que pretendía obtener mediante engaños se descubría y todo finalizaba con los castigos de su tío , el desprecio de las chicas, una buena paliza del matón de turno o muchas otras resoluciones similares. El gag donde el protagonista intenta sacar ventaja y después todo se le complica o le sale al revés era común desde mucho tiempo antes y lo siguió siendo durante esa época: Calixto Campolargo, Maneco, Tóxico (junto a Biberón) y Tito Faldas son algunos ejemplos.
Sin embargo, lentamente, las ocasiones en que lograba terminar la historia con una sonrisa o saliéndose con la suya fueron en aumento. Hasta que a fines de los 60 (coincidentemente con la aparición de la mencionada Locuras) ya era lo habitual verlo no solo como una figura ganadora, si no también como un referente para todos aquellos que lo acompañaban y que disfrutaban de sus audacias, entendidas así en aquellos años (aunque para la mirada actual se vean muy inocentes). Por supuesto, ciertos traspiés de tanto en tanto también seguía sufriendo.
En este grupo de imágenes - todas pertenecientes a la Patoruzú semanal - vamos a recorrer 35 años en los que se pueden apreciar los cambios en la moda y las costumbres o en la forma de expresarse, las virtudes que Isidoro consideraba importantes para conquistar a una chica, el mundo al que él aspiraba pertenecer y otras variables que están fuera de la mentalidad de hoy. Pero aquí estamos en el terreno de la fantasía y las situaciones que en otro tipo de análisis definiríamos como arcaicas, nosotros las podemos tomar como un elemento más para sonreírnos. Además, una curiosidad: Isidoro futbolista, a su manera, claro...
Las historias están alejadas de aspectos políticos, a pesar de que se trata de un período con mucha tela para cortar, y donde ya en su etapa final se estaba a las puertas de años muy duros. Tales circunstancias no se consideraban en la editorial Quinterno, y reflexionar sobre ello es tema para otra entrada muy diferente. En este caso nos encontramos ante el humor por el humor mismo, que tampoco es sencillo...
Por ahora, además de lo comentado, podemos apreciar cómo fue modificándose el aspecto físico del personaje o - dicho de otra manera - cómo cada dibujante (Quinterno, Lovato y el resto) le imprimió su sello particular.
Patoruzú número 149 (1940)
215 (1941)
273 (1942)
345 (1944)
392 (1945)
634 (1949)
800 (1953)
1098 (1958)
1248 (1961)
1610 (1968)
1982 (1976)
1988 (1976)
Estimado Luis:
ResponderEliminarUn gusto visitar tu página, muy buen resumen de la evolución del Padrino.
Muchas gracias
Juan Carlos
Gracias, Juan Carlos por tu comentario y me alegra que te guste el blog. Saludos!
ResponderEliminarMe encanto este post Luis! Yo me quedo con el Isidoro de las andanzas antes que el "campeón" de las locuras...
ResponderEliminarAbrazo y nos vemos el sábado
Gracias por tu comentario, Sergio! Será hasta el sábado (si la gripe que me pesqué me deja...). Un abrazo!
EliminarMUY BUEN POST!
ResponderEliminarY qué buen material que elegiste para adornarlo!
Ya las estoy imprimiendo.
Abrazo!
Que buen informe Luis, se me había pasado por alto..!
ResponderEliminarExcelente las tiras seleccionadas, absolutamente inéditas para mi.
Es notable como se adivina la etapa de Lovato y la influencia Disney en
el dibujo de Isidoro, mucho mas redondeado y petiso.
También me llama la atención la época de mediados y fines de los 40, con un Isidoro mas robusto, lejos del enclenque que aprendimos a querer. Entiendo que los trajes de esos tiempos ( amplios en la zona de los hombros y el pecho, y entallados en la cintura )
favorecían esa imagen, pero no deja de ser curioso verlo tan "inflado".
Coincido con Sergio, me quedo con el padrino perdedor antes que el playboy hiperganador.
Un lujo! Siempre valoro tus informes, pero los referentes al mundo de Quinterno - por razones obvias - los disfruto el doble. Felicitaciones y gracias!
Abrazo!
Gracias Fabio, y me alegra leer tu clásico "ya las estoy imprimiendo", indicio de que el material es bueno. Un abrazo!
ResponderEliminarEs verdad, Eduardo, uno siempre tiene la tendencia a identificarse con el perdedor, es más querible y más cercano a la realidad. Y me causa gracia verlo con ese físico casi trabajado. En esa época tomaría clases con el famoso Charles Atlas...Saludos!
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