Entre los años '20 y '50 del siglo XX, la edición de revistas de distintos géneros que contenían material literario (sobre todo cuentos y novelas) era muy habitual. Y con éste, la compañía de los dibujantes, ya sea ilustrando, realizando caricaturas, o presentando páginas de humor gráfico y/o historietas.
También las había especializadas, entre ellas la que que nos ocupa en este caso; dedicada a los policiales y a las aventuras.
El Gato Negro llegó a los lectores de Buenos Aires un viernes 11 de mayo de 1945 (nada menos que hace 80 años) poco antes de finalizar la 2da. Guerra Mundial y en las vísperas del primer gobierno de Juan Domingo Perón.
Si bien se la considera una revista de segundo orden en el género (de hecho, es probable que sólo hayan salido tres números, a los que aquí hacemos referencia), según nos relata el gran especialista Christian Vallini Lawson*, no podemos dejar de mencionar algunos detalles de su contenido y, por supuesto, todo aquello vinculado a las ilustraciones y al humor.
Pero antes, ciertos detalles a considerar: El semanario policial y de aventuras El Gato negro (de 24 páginas) era editado por el Sindicato Torres Clavero. Su dirección postal: Casilla de Correo 3141, Correo Central, Buenos Aires. Más una Dirección Telegráfica Interna e Internacional: Torcla-Baires.
Nos encontramos en cada ejemplar con misterios o enigmas policiales a resolver (donde, el lector que lo logre, podrá ganarse cinco pesos), crímenes, memorias de un reportero policial ("Yo vivo del crímen"), mundos extraños o de ciencia ficción, algunas de las cuales continúan en la publicación siguiente, entre otros.
Los autores de los textos (a tres, cuatro o cinco columnas, y en letra y espacios comprimidos) son, por lo general, desconocidos y provenientes de los Estados Unidos (el primer ejemplar se presenta como una versión argentina del que ya ha logrado -según se expresa- gran popularidad en el país del Norte). Sin embargo, en la sección "Los Maestros de la Literatura Policial", se presentan sucesivamente las mini-biografías de O. Henry (número 1), Edgan Allan Poe (2) y Guy de Maupassant (3). La excepción: En el segundo número podemos leer "Corazón delator", de Poe.
Mencionamos algunos de los títulos: "El extraño caso Paige", "3 amores y un cadáver", "Hace 15.000 años yo viví en Atlante", "El crímen del coleccionista", "El cruel detector de mentiras", "Hacia otro mundo", "El asesinato del inventor de explosivos", "La pista de los gatos", "Cómo se extinguió la vida en Asa", "El misterioso caso de la adivina descuartizada" (una historia en viñetas y textos al pie), etc.
En varias de estos cuentos, se hace presente un gato (o dos) como parte de las ilustraciones adjuntas. La presencia felina parece interpelar a los personajes, o sumergirlos en una atmósfera que acrecienta la tensión del momento...
Luego de este repaso, nos sumergimos en el mundo de las ilustraciones:
El nombre que destaca es sin dudas el de Arístides Rechain (1888-1962), caricaturista, humorista, historietista (Página de Dólar, La familia de Don Sofanor) e ilustrador en publicaciones como El Suplemento, Caras y Caretas, Billiken, El Hogar, Mundo Argentino y el diario Crítica, entre muchas otras.
Por fortuna, varios de sus dibujos para El Gato Negro llevan firma. Estimamos que hay otros, por línea y estilo, que también le pertenecen.
Los enigmas llegan de la mano de Amadis, la única firma , además de la de Rechain. Desconocemos si se trata de un artista argentino o de otro país. De otros que participan, carecemos de toda información.
El último misterio (al menos para el autor de este blog, pero que deseo que alguien pueda desentrañar) se refiere al creador de una tira cómica -al tono con el material ofrecido- titulada Sheloc (detective aficionado) y que lleva la firma de Watson (un evidente seudónimo). El estilo parece provenir de estas tierras, es decir, alejado de lo que por entonces era la típica aportación extranjera, en especial de habla inglesa. El mismo dibujante también colabora con chistes de un cuadro.
Es hora de dar paso a los trabajos mencionados esperando, con cierta curiosidad pero sin impaciencia, llegar a develar las incógnitas mencionadas. Mientras tanto, me apresuraré a adjuntar las imágenes. Observo con cierta inquietud, mientras leo uno de los cuentos, los ojos brillantes de un gato negro mirándome fijamente a través de la ventana de mi pieza. La lluvia parece no afectarlo y no estoy seguro de que sus intenciones sean las mejores...
* Christian (editor de la revista de ciencia ficción Sensacional, cuyo nuevo número presentará este sábado 23 en el Café Artigas, de Villa Mitre) es el futuro dueño de estos ejemplares. Solo oficié de intermediario para retirarlas, curiosamente en el Café El Gato Negro, donde nadie pareció darse cuenta de la particularidad de las mismas.
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