Maestros

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jueves, 20 de febrero de 2025

Gaspar González: Cuando asoma la vocación




Gaspar González fue uno de los fundadores e iniciadores del Estudio Géminis, por donde pasaron grandes dibujantes de nuestra historieta y humor gráfico, como Silvestre Szilagyi, José Massaroli, Carlos Leopardi, Ramón Gil, Alberto Caliva, Diego Navarro, Gerardo Canelo, Sergio Mulko y el pintor e ilustrador Pancho Camet, entre los más asiduos concurrentes. Más esporádica fue la participación de Víctor Braxator, Douglas Wright, Peni, Lito Fernández, entre otros. Aquel mítico espacio, pleno de trabajo y bohemia, es hoy un muy grato recuerdo entre quienes lo frecuentaron. No es para menos: ejercer como profesión lo que se ama, y como si fuera poco entre amigos y colegas, es un privilegio único.

El lugar se mantenía con el aporte de todos los dibujantes, quienes además solían ayudarse entre sí en los trabajos a realizar. Gaspar colaboraba con algunos de sus colegas y también desarrollaba sus propias historietas. La Oficina, como se conocía al estudio, recorrió su creativo camino entre las décadas del 70 y 90, en un total de 24 años. Les sugiero visitar el blog José Massaroli Historietista y la página Mil Plumines de la Historieta Argentina, donde encontrarán mucha más información, historia e imágenes.

Pero ahora quiero referirme a otro aspecto, no menos valioso para Gaspar: es participante habitual de las reuniones-homenaje organizadas por ChristianVallini Lawson (director de la revista Sensacional y gran especialista en ciencia ficción e historietas, entre otras muchas actividades) en el bellísimo Café Artigas (Barrio Villa General Mitre). El mismo cuenta, además, con un amplio sector de libros (Biblioteca Popular Ansible, dedicada al género mencionado y dirigida por Carles Ros Mas) y un espléndido teatro.

Lugar de encuentro entonces de las glorias de Géminis, junto a artistas destacadísimos como Stella Maris Fusé, Natán Solans, Lito Lococo y otro gran especialista en la ciencia ficción: Roberto Luis (disculpas para los integrantes que en este momento escapan a mi memoria). Por mi parte, muy agradecido de haber sido invitado a tan cálidas reuniones.

En una de esas ocasiones, Gaspar (homenajeado en su momento, por supuesto) compartió con nosotros un cuaderno artístico de sus años de aprendizaje. Volví a descubrir en esas hojas lo que todo aspirante a dibujante de historietas, o simplemente lector apasionado, suele realizar a esa edad: ilustraciones de aquellas historietas que lo fascinaban en la infancia, que enriquecieron sus días y que soñaba él mismo con poder crearlas un día, coleccionarlas, o aportar lo suyo para ese mundo de imaginación gráfica tan en auge por esos tiempos.

Vaya si lo logró. Es por eso que, ahora aquí, adjunto varios de los dibujos de ese libro (que Gaspar me permitió fotografiar y que, como se verá, no hacen falta describir porque son más que familiares) y que solo pueden pertenecer a una etapa de la vida: la que inicia el camino de la vocación. Muchos historietistas o aspirantes a serlo, de ayer o de hoy, se verán representados. Un símbolo que les da una identidad propia. Sus páginas amarillentas, más que el paso del tiempo, reflejan y consolidan la magia que en un momento tienen los sueños por cumplir. Los que Gaspar supo llevar a la realidad con amor y mucho trabajo.