Maestros

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jueves, 24 de mayo de 2012

Un mural para Fontanarrosa


El sitio lt10digital.com.ar informa que existe un proyecto para llevar creaciones de Roberto Fontanarrosa a las medianeras de la ciudad de Rosario, participando asi de la serie de murales del programa Arte a la Vista.

En un párrafo de dicha nota se expresa:

"A dos meses de que se cumpla el 5º aniversario de la muerte del Negro Roberto Fontanarrosa, el próximo 19 de julio, el concejal Diego Giuliano presentó un proyecto para que el programa de murales Museo Urbano Arte a la Vista incorpore a su repertorio obras del brillante escritor y dibujante rosarino. La idea es que en breve se sumen a las medianeras de la ciudad "personajes, caricaturas o representaciones de humor gráfico" tan entrañables como las de Inodoro Pereyra, Mendieta o Boogie el Aceitoso.

Giuliano argumentó que se trata de figuras "icónicas" de Fontanarrosa, un "artista popular rosarino cuyo nombre y obra resultan un sello indeleble de la ciudad hacia el mundo". Por eso, planteó que merecen participar de la serie de murales de Arte a la Vista, un programa creado hace ya siete años que concibe a la ciudad como un "gran museo".


El texto completo que narra este excelente iniciativa, se puede leer a través del siguiente enlace:

http://www.lt10digital.com.ar/noticia/idnot/143057/Piden_un_mural_de_Fontanarrosa_en_Rosario.html



Fotografía: Criaturacreativa.com

miércoles, 23 de mayo de 2012

Clemente, según Caloi


Hace algo menos de cuarenta años Clemente comenzaba su cálida relación con los lectores. Los siguientes fragmentos - extractados de diversas publicaciones - nos acercan al pensamiento de su creador y a distintos aspectos de la tira. Hoy, donde en la contratapa del diario la despedida del personaje de sus hijos no puede dejar de emocionarnos, estas palabras adquieren un valor especial.

La gestación del personaje.
"La página (contratapa de Clarín) no existía. Había media página con material de agencias. Yo ya estaba en la revista, y hacía otras cositas: caricaturas, ilustraciones. El tipo que me llamó era el ex ministro de Defensa, Camilión. Como estaba el MID en el diario, él estaba a cargo de la dirección periodística. Me dijo que querían cambiar, publicar tiras nacionales. No tenían nada: estaba Dobal, ahí perdido, y las tiras extranjeras: Colita, Mutt y Jeff. Me encargó que hiciera o un cuadro o una tira diaria, lo dejaba a mi elección. No sólo eso, sino que en lo posible le llevara gente. Así que llevé a Bróccoli, a Fontanarrosa, a Crist, a Altuna más tarde, y después cayó Tabaré. Así conformamos una patota. El Negro Fontanarrosa y Crist decidieron hacer un cuadro, Bróccoli y yo una tira. La página fue primero la retiración de la contratapa y después pasó a la contratapa.
Busqué el dibujo que hiciera más libremente y me di cuenta que al hablar por teléfono o en cualquier momento en que me ponía a jugar con el lápiz, hacía una especie de pajarito rayado y un hombrecito con gorro. Era un dibujo casi inconsciente. Entonces decidí trabajar sobre esa base: la facilidad, la forma espontánea.

(Clemente) es de Piscis, nació el 13 de marzo de 1973 (...). En realidad, la tira empezó el 12 de marzo, pero en ese entonces el personaje principal era otro, que se llamaba Bartolo. Clemente apareció por primera vez al día siguiente. La hora de nacimiento la calculamos por la hora de aparición del diario, es decir que tiene ascendiente en Acuario. El personaje estaba creado desde hacía tres meses, pero ese tiempo lo consideramos como la época de gestación.

Tenía muy fresco el recuerdo de Quino, justamente, que por hacer un personaje tan cerrado, con tan poco absurdo, había terminado casi loco (…). Me dije ‘no quiero volverme loco’. Y pensé en algo muy absurdo. Para mí eso significaba algo con cierto vuelo poético y que fuera indefinible. No sólo Clemente: también Bartolo era impreciso: anda en un tranvía de una sola rueda, tiene un cuerpo raro. Yo lo que quería era entrar y salir de la realidad, sin ningún tipo de atadura (…). Preferí hacer algo (...) que admitiera la contradicción, la alteración de los tiempos, la deformación física…

Después, a poco de andar, me di cuenta que el que cumplía mejor con estas metas era Clemente y no Bartolo. Porque Bartolo, además de andar en un tranvía (que me costaba mucho dibujarlo, cada vez), quedaba enganchado en un clima de nostalgia, de melancolía. Resultaba esclavizante. En cambio Clemente era más fresco: posibilitaba un tratamiento más periodístico (…), cumplía un poco mejor con lo que yo me había propuesto, que era una cosa suelta, libre…
La censura. Clemente y los papelitos.

(…) Al empezar era la época de Lanusse. Después vino una oportunidad para mí muy importante, de poder ligar toda mi historia de los barrios, de la calle, con lo que pasaba políticamente en Argentina, que era la vuelta de Perón, las grandes movilizaciones, la participación. Yo militaba en la Juventud Peronista. La tira estaba muy indefinida, pero pude ligar por primera vez, por la censura anterior, la visión periodística con mi historia personal: la de ser un atorrante, un callejero.
(Sobre las tiras censuradas) A mí no me gusta llamarle censura, porque yo no soy editor, soy el dibujante. Yo no le llamo tiras ‘censuradas’, sino tira ‘no publicadas’, para no herir susceptibilidades. Eran las tiras de la época de la dictadura. Un ejemplo: cuando asumió Galtieri dijo en su primer discurso que él era un tipo dispuesto a dar un paso hacia adelante. Tratando de hacerla suave, lo cité, y después agregué: ‘Yo lo veo medio peligroso a eso de ir al frente en este momento’. Y en el cuadrito final: ‘Estamos parados al borde del abismo’. Esa fue una tira ‘no publicada’, pero hubo muchas.

(En la época del Mundial ’78) La censura era tan grande que uno ve hoy las tiras y son pueriles. Pero estábamos pendientes de por donde podíamos meter algo, una cosita. Eso fue creando con la gente un código, muy imaginativo, donde la mayor parte de las cosas la ponía la gente. Clemente miraba a cámara, guiñaba un ojo, cruzaba una patita, y eso ya desataba un montón de fantasías, vaya uno a saber de qué tipo. Clemente era un personaje popular entre los lectores de Clarín, en el ’78. Pero Muñoz empezó a hacer una campaña per se, que se sumaba a una campaña que estaban haciendo los militares, el gobierno, respecto del Mundial. Se iba a realizar en la Argentina, eso ya estaba asignado. La campaña era que los argentinos tenían que comportarse bien. A los tacheros les decían que no había que llevar a los turistas a dar vueltas para cobrarles de más, no había que empujar. Nos trataban a todos como inadaptados. El subtexto de eso era ‘acá todos son unos hijos de puta, pero que no se note’. Era una campaña muy agresiva, en radio, en televisión, en la prensa, bien organizadita por la Secretaría de Difusión Pública. Agregado a eso, por la de él, Muñoz decía: ‘Y no hay que tirar papelitos porque ensucian la cancha y vamos a dar la imagen de un país sucio’. Como si la suciedad estuviera ahí.

En esa cosa que tenía uno de estar esperando el momento, Muñoz me la dejó picando. Clemente decía: ‘¿Cómo no vamos a tirar papelitos, si los argentinos tiramos papelitos?’ Y todos sabemos que en Argentina el fútbol no termina con los veintidós jugadores, sino que incorpora el marco, la participación de la hinchada, y los papelitos. Que además me gustan mucho, a mí, personalmente. Esto fue captado con una precisión increíble por la gente, que tiró más papelitos que nunca. Al punto que la policía le sacaba los diarios a la gente. Había que pasar como ocho vallas para llegar a la cancha, para evitar los colados, etc. Entonces hacían contrabando de papelitos. Además había banderas, y la gente le cantaba a Muñoz: ’ ¡Muñoz, Muñoz, Clemente te cagó!’

(…) El cartel luminoso lo manejaba la FIFA. Entonces los tipos que manejaban el cartel luminoso, una empresa que se llama Autotrol, dijeron: ‘Mirá, nosotros somos hinchas, y queremos informar de los cambios, la constitución de los equipos, tiempo de juego, y hacer publicidad de Coca Cola y Café do Brasil (que eran los dos sponsors del Mundial). ¿Por qué no nos hacés un Clemente?’ El cartel en ese entonces era una novedad, y ellos habían hecho un Clemente, pero era horrible. Así que diseñé con las limitaciones del tablero: formado por cuadraditos y líneas. Se los di y les di un texto: ‘¡Tiren papelitos, muchachos!’ Y ellos me pidieron autorización para cambiarlo de vez en cuando. Efectivamente cuando iba a aparecer Argentina, aparecía Clemente, y las frases. La gente se volvía loca. En Rosario, donde la cancha de Central no tiene pista, es estrecha, tiraron tantos que no se veía nada. Entonces por los altavoces exigían que dejaran de tirar, y en el tablero, en cambio, Clemente daba manija para que siguieran tirando.
Clemente en TV.

Fue cuando lo hicimos en televisión, en el ’82, donde aparecieron personajes como el hincha de Camerún. Como era un personaje popular, había varios tipos que me habían ofrecido hacerlo en televisión.

(…) Estuvimos un año trabajando en el prototipo del muñeco. No tenía nada que ver con los Muppets: no se maneja de abajo, sino de atrás. Había que combinarlo con una tecnología que recién comenzaba a conocerse, que era la chroma-key: un fondo azul sobre el que podés superponer personajes y después combinarlos con un fondo (…). (El tamaño del muñeco) era de unos cuarenta centímetros.
(Se grabaron) muchísimos episodios. Eran cortos de dos o tres minutos. Nuevamente Mafalda me sirvió para inspirarme. Quino había quedado muy disconforme con los dibujos animados de Mafalda, no le gustaban las voces. Siempre creí que lo que había pasado con Mafalda (que a mí me gustaba, tanto la animación como las voces) era cuando veía la tira adaptada ya sabía cómo terminaba, porque me acordaba de la tira gráfica. Era una traslación mecánica de la tira gráfica al dibujo animado, sin reconocer el nuevo medio. La tele es otra cosa. Hay voces, sonido, color, movimiento. Lo que hice fue armar un equipo. Entre los guionistas era uno más, el director. Lo que quería hacer era conservar el espíritu, pero meterle cosas nuevas. Metimos tribunas, cantos. Lo llamé a Dolina y a Faruk, trabajamos los tres juntos. Después yo dirigía la puesta. El tipo de los muñecos era Rusquellas, un fenómeno. Había muchos muñecos, y una tribuna con 24, manejados por varias titiriteras, vestuaristas, dibujantes.
Con Dolina hacíamos cosas lindísimas… cosas de la infancia, del barrio, de la nostalgia… y la gente quería el ‘Burúm-bum-bun’. Yo me volvía loco. Era una Clemente negro, con un huesito, sentado en una tribuna, que decía ‘Burúm-bum-bun, burúm-bum-bun, yo soy el hincha de Camerún’ y nunca pudimos hacerle decir otra cosa. La gente quería eso (…).
En total, con fuerza, duró tres años. Después tuvo etapas de seis meses, de tres. El éxito fue resonante. Yo estaba sorprendido. Los éxitos de Clemente siempre me sorprendieron angustiado. En el ’78 cuando la gente le gritaba a Muñoz en la cancha, temía por mi seguridad personal. Porque había banderas, carteles: era una provocación. En el ’82 estaba angustiado por Malvinas, como todos los argentinos. Pero además le veía todos los defectos al muñeco: hablaba y no se paraba bien, cosas así. Yo quería un tiempito para refinarlo, tomarle la mano. Pero salíamos al aire y la gente cantaba por la calle las canciones de Clemente. Así que yo estaba loco, porque para mí era un adefesio, y sin embargo la gente se fanatizaba.
Empezaron a fabricar muñecos por todas partes. Tuve más de sesenta juicio contra piratas. A mí me lo ofrecían, en mi viaje desde mi casa al centro, en dos paradas. Además eran horribles: una especie de gusanos deformes (…). Mucho tiempo después en Clarín, una vez que iba a entregar una tira (…) había un tipo con pibes en brazos, la señora. Y me dice: ‘Venimos a darles las gracias’. Y yo le digo: ‘¿Por qué?’ ‘Porque gracias a usted pudimos vivir, porque hicimos Clemente’. ¡Los tipos habían zafado y le habían dado de comer a los hijos con Clemente! Yo les palmeé la cabeza a los pibes, mientras el tipo me decía: ‘¡No se imagina la cantidad que vendimos! Yo los dibujaba en la tela, mi señora los recortaba y los chicos lo armaban’. Pero al lado de eso agarramos una fábrica que tenía 300.000 muñecos.

Fue una etapa linda, distinta, de mucho laburo, porque había que tener realmente mucho aguante para todo eso. Yo controlaba todo: los guiones, la voz de Pelusa Suero. Al principio le decía cómo quería que hiciera el personaje, porque le salía la voz muy parecida a Larguirucho, que había hecho antes. ‘No’, le decía, ‘Larguirucho es medio bobón. Ponete una mano en el bolsillo y hacete el porteño, para acercarte más a Clemente’. También la ropa, la música, la edición: vivía para eso. Era más joven, tenía más aguante físico.
Detalles.
(La Mulatona, la guerra de las aceitunas, etc.) son los espacios que uno tiene cuando no está contaminado por la actualidad, que son los más interesantes para mí. No sé si para la gente. Cuando descubro una punta le meto hasta que dure. No hay una planificación previa.

Uno está pensando permanentemente. Pero en realidad
(la tira) me pongo a hacerla tarde, necesito la presión del cierre (diez de la noche). Yo llegué a entregar a la una, a las dos, a veces esperando el resultado de un partido. Empiezo a dibujar a partir de las siete…
Creo que la tira se renueva, además de sus características intrínsecas, por la actualidad. Así como en la época de los milicos uno no tenía ninguna noticia, y había que alimentarla con la vida interior de la propia tira, ahora terminás el día y hay tres o cuatro noticias que te dan argumento.

Clemente es, ante todo, un pibe de barrio."

…Y Clemente también opina:
"(Caloi) es un negro que me mira fijo y me apunta constantemente con un plumín, con la rara habilidá de ir pegándome siempre en los contornos.

¿Qué edad me gustaría tener? Cualquiera. Para el humor no hay edá."




Bibliografía:
Charla con Juan Sasturain en "Caloi: 20 años no es nada" (Hyspamerica, 1988).
Reportaje de Elvio E. Gandolfo en "El Libro de Clemente" (Ediciones De la Flor, 1996).
Nota a Caloi en la revista "Radiolandia 2000" (1978).
Accorsi, Andrés: Reportaje a Caloi en la revista "Comiqueando" número 7 (noviembre 1994).
"Clemente, una historieta popular con calidad de museo" (nota aparecida en la sección Cultura del diario Clarín el 11 de junio de 2004 con motivo de la muestra "Clemente 30 pirulos" realizada en el Palais de Glace).


martes, 22 de mayo de 2012

Segunda reunión del año de los FANS de Dante Quinterno

Recibí a través de Hugo Sangiácomo, del grupo de Fans de Dante Quinterno, algunas imagenes de la última reunión, celebrada el sábado pasado.
Estos encuentros - que se iniciaron hace algunos años y ya han superado la veintena - son siempre un momento para la amistad y para compartir gustos en común. De mi parte, siempre está el deseo de que sigan repitiéndose por muchos años. ¡Un abrazo para todos!

sábado, 19 de mayo de 2012

Carlos Garaycochea, Ciudadano Ilustre de Buenos Aires (video)


El siguiente video fue subido a Youtube por Proyecto Sur Medio el pasado 17 de mayo. Un merecidísimo reconocimiento al gran ser humano y maestro del dibujo humorístico que es Carlos Garaycochea.


Garaycochea, acompañado por Pancho Ibáñez, Juan Carlos Mesa y Julio Lagos













martes, 15 de mayo de 2012

Carlos Garaycochea será declarado hoy Ciudadano Ilustre

Hace unos meses habíamos comentado que Carlos Garaycochea sería declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. El día ha llegado y será hoy por la tarde en el Salón Dorado del Palacio Legislativo. Tal como expresa la nota del sitio Terra noticias:

El humorista gráfico y artista plástico Carlos Garaycochea recibirá la distinción de Ciudadano Ilustre otorgada por la Legislatura Porteña, en un acto que se realizará el martes a las 18, con entrada libre y gratuita, en el Salón Dorado del Palacio Legislativo, Perú 160.
El homenajeado convocó a Juan Carlos Mesa, Julio Lagos y Pancho Ibáñez para que, durante la ceremonia, lo ayuden a repasar su vasta trayectoria como humorista gráfico, libretista y actor de radio y televisión, pintor de obras abstractas y autor de teatro y café concert.
Garaycochea publicó en las revistas El Gráfico, Atlántida, Billiken, Esto es, Gente, Humor, Satiricón, Rico Tipo, Tía Vicenta, Patoruzú, La Revista, TV Guía y en los diarios Crítica, El Mundo, La Nación, El Cronista Comercial, Crónica y Tiempo Argentino.
A lo largo de su carrera, fue ilustrador de portadas de discos, tarjetas, folletos publicitarios, sobres de azúcar, juegos de naipes y pósters, al tiempo que participó de numerosas muestras individuales y colectivas de humor gráfico.

Para quien desee ver la entrada subida sobre este tema, que incluye una breve biografía de este enorme dibujante, cliquear en el siguiente enlace:

http://www.sonrisasargentinas.blogspot.com.ar/2011/09/garaycochea-ciudadano-ilustre.html

Desde Sonrisas Argentinas, quien alguna vez fue su alumno le envía una gran felicitación por este reconocimiento tan merecido.



Imagenes tomadas de Elcaleidoscopiodelucy.blogspot.com y de Noticiario-sur.com.ar, respectivamente.

domingo, 13 de mayo de 2012

Primeros trabajos

En estos días pensaba en algo muy particular que suele suceder con humoristas como Caloi, Fontanarrosa y otros grandes: a diferencia de ciertos personajes de la tele, el deporte o la política, que están permanentemente en el candelero, los dibujantes pasan más desapercibidos, están ahí, no se habla mucho de ellos, sus historietas y sus dibujos en general se han hecho tan cotidianos, tan parte de cada día, que su lectura parece de lo más natural. Y sin embargo, cuando se producen estas noticias tan tristes, surge con una fuerza emocionante todo ese cariño que la gente tiene guardado dentro de sí por estos seres especiales y que termina siendo muy superior al brindado a aquella gente a la que nos referíamos al comienzo, y sin distinción de banderas ni ideologías de ninguna clase.
Qué cosa, no? Si dijésemos que por algo será, todos entenderíamos de qué se trata ese "algo".

Por todo esto, creo que sería muy bueno ir intercalando durante este mes distintos momentos de la obra de Caloi. Empezamos hoy con la etapa anterior a la llegada de Clemente:

Carlos Loiseau nació en Salta el 9 de noviembre de 1948, hijo de Luis Alfredo Loiseau y Juana Margarita Cáceres de Loizeau. Luego se trasladó con su familia a Adrogué. Estudió en el Colegio Nacional Buenos Aires y tuvo un muy breve paso por la Escuela de Bellas Artes de La Plata. Militó - en esos años de juventud - en el peronismo.
Comenzó a publicar sus dibujos en 1966 en Tía Vicenta, pero la aventura duró poco tiempo ya que la revista fue cerrada, decreto de Onganía mediante.
En 1968 llegó a Clarín. Pasó por Tío Landrú, Panorama, Primera Plana, Análisis, Adán, María Belén, Siete Días y Satiricón, entre otras.
En 1969 ilustró parte de un libro de Almendra, el grupo de Luis Alberto Spinetta de ese tiempo. El mismo año y hasta 1971 realizó la campaña de los cigarrilos "Parliament": sus dibujos aparecieron en diarios, revistas, afiches y cortos de tv.
En 1970 fue autor de un corto de dibujos animados: Las Invasiones Inglesas. Posiblemente de ese mismo año sea su coautoría en el guión del largometraje "Balada de don Quijano y Sancho Pinza".
Entre tanta actividad, se había casado con 19 años, separándose a los 21.
En este período se presentaron sus dos primeros libros, recopilación de algunos de sus trabajos:
El Libro largo de Caloi (1968) y Humor libre de Caloi (1972).
También el catálogo referido a "Parliament" (1970), además de ilustrar un curioso librito titulado "Como atender a su médico".

En definitiva, ya se van delineando en estos primeros tiempos de su obra varias de sus características y temas predilectos: la reflexión sobre la realidad político-social, los contratiempos en las relaciones de pareja, el barrio, el tango, el deporte, etc; muchas veces matizados con toques surrealistas, poéticos, melancólicos...

Las siguientes son imagenes pertenecientes a las obras mencionadas (salvo la indicada):

Su primer dibujo publicado (Tía Vicenta, 1966)

(Ediciones Hombre Nuevo, 1968)

(Catálogo Parliament, Benson & Hedges/Radiux Publicidad, 1970)

(Editorial Nueva Senda, 1972)

(CAEME, 1972)




El dibujo publicado en Tía Vicenta fue extraído del libro de Caloi "20 años no es nada" (Colección Grandes Humoristas Argentinos, Hyspamerica, 1988).

Caloi: el artista y el amigo (II)

"Tuve la posibilidad de conocerlo como persona, y me trataba de igual a igual. Conocerlo fue una experiencia muy buena y lo valoro en su totalidad como un referente, un maestro, un dibujante con compromiso social. Tengo una profunda admiración y agradecimiento hacia él. Les abrió el camino a muchos dibujantes. Fue tan importante porque trascendió la coyuntura. Creó un universo de personajes que se instalaron en el imaginario popular" (Claudio Kappel).

"Te daba todo lo que tenía, era familiero, peronista de la primera hora, defensor de esa definición popular: “nunca me metí en política, siempre fui peronista”. (…) Ahora andará por ese mundo de nubes hechas con muchas rayitas, barcos de papel que navegan los arroyos que corren junto al cordón de la vereda, o tal vez, en un submarino amarillo por el Mar Negro, negro de tinta china, por supuesto" (Crist).

"Pasa lo mismo que cuando murió Fontanarrosa; siempre vas a poder abrir sus libros y reírte. Dejar sonrisas es una herencia muy difícil de poder igualar" (Horacio Altuna).

´

"Sufrió la censura en distintas ocasiones y con los años aprendió a gambetearla deslizando sutilmente sus ideas entre las viñetas. Pasa que –el lector disculpará la expresión– era un humorista del carajo. Uno que reflejó con inteligencia y agudeza la idiosincrasia argentina en general y porteña en particular, destacando rasgos y contradicciones. También fue difusor indispensable de la animación de autor, con su ciclo televisivo Caloi en su tinta, que lo convirtió en referente a nivel mundial y que hoy resulta clave para explicar la pervivencia de la disciplina en Argentina" (Andrés Valenzuela).

"Como comunicador desplegó un ejercicio de conexión notable con las clases populares y su obra sirvió para que los argentinos nos reconociéramos reflejados en ese espejo de papel que era la página de un diario. Es el mismo caso de Fontanarrosa, su amigo querido" (Carlos Nine).

"Caloi era un tipo muy querible. Las pocas veces que lo ví a lo largo de mi carrera fueron encuentros muy cálidos. Siempre me tiró buena onda desde que empecé. Él fue la primer persona que vi cuando eligieron a Nelly en la contratapa de Clarín y fue muy grato compartirlo con él. Desde el lugar de la historieta creó uno de los personajes más populares. Eso es indiscutible. Creó un código y un estilo muy propio de lo que es Buenos Aires y ser porteño. Rescato ese registro tan popular, indiscutiblemente popular. Clemente es sinónimo de Buenos Aires" (Sergio Langer).

Caloi es un referente fundamental en el humor argentino. Tiene “lo que hay que tener”: una mezcla de ternura y sabiduría inefable, esa filosofía que nos acerca la complejidad metafísica a lo cotidiano. Yo lo sigo desde siempre, y todavía en mi casa en Flores, en Buenos Aires conservo como tesoros “El libro largo de Caloi”, “Caloidoscopio I” y “Aquí me pongo a cantar”. Vivo en España pero lo sigo por Internet. Y cuando llego a Buenos Aires me zambullo para ver sus novedades. Caloi es leve, pero nunca “light,” ni banal. Como decía Italo Calvino: “la levedad es un atributo fundamental de la poesía” (Diana Raznovich).

sábado, 12 de mayo de 2012

Caloi: el artista y el amigo (I)

Fragmentos de lo expresado por sus colegas y amigos a través de distintos medios, más algunos de los dibujos que lo homenajearon:

"Más allá de todo lo que hizo con Clemente, desarrolló el interés en el dibujo animado. En su programa se conocieron públicamente cosas que nadie llegaría a darse cuenta, y que ahora están a disposición del público. Si no era por Caloi no se conocían esos genios de la animación" (Alfredo Sabat).

"Se pierde un pedazo de tu infancia y tu adolescencia con la muerte de Caloi. La caricatura es como esa compañía constante, que está todos los días, te saluda y te dice una tontería que se le ocurrió. Muchas veces te acostumbrás y no te das cuenta de que está ahí, pero te acompaña todos los días" (Liniers).

"Yo te saludo, pájaro burlón,
y en vos a todos los que, de atorrantes
aún tienen –porque tuvieron antes–
para toda la vida, el corazón"
(Juan Sasturain).

"Caloi perteneció a una generación que renovó el humor. Esa generación, en la que estaban Roberto Fontanarrosa, Les Luthiers, Jorge Guinzburg, Carlos Abrevaya, Alejandro Dolina, entre otros, explota a finales de los ’60 y principios de los ’70 con un humor muy inteligente. Yo me sentí totalmente identificado con ese humor. Caloi era inteligente, cómplice con el lector u oyente" (Rudy).

"Caloi fue un creador más en la larga cadena para embellecer nuestro arte popular. Su humor ha sido rebelde, melancólico, porteño, futbolero, hedonista y atorrante" (Rep).

"Con Caloi jugué años al básquet en Gimnasia y Esgrima, y su hijo estudió en mi escuela". "Se fue un pedazo mío, siento que se ha muerto una parte de mí" (Carlos Garaycochea).

"Era un tipo muy accesible, llano, simpático, así como lo veías en la televisión, en “Caloi en su tinta”, era así de piola (…) Me encanta la poesía que él le ponía a sus cuadros. Es así: Quino dotaba a sus dibujos de reflexión, Fontanarrosa manejaba como nadie el costumbrismo y Caloi ponía en práctica la poética del dibujo" (Chanti).

“Fue un historietista fundamental e inevitable, no sólo de Argentina sino del siglo XX. Además, era una gran persona, muy desprendido, nada pedante, ni amarrete con sus saberes y con todo lo que podía ayudar a sus colegas. Fue uno de los faros” (Max Aguirre).

"El negro tenía una inmensa virtud: fue el alma máter de la página de Clarín que revolucionó el humor en los diarios argentinos. El humor de él fue diferente. Además de ser popular, estaba hecho con elementos populares. Tomó cosas del común de la gente y con eso hizo un humor que era para el común de la gente. No tomó a lo popular como estúpido, sino como lo que es: una inminencia en lo cotidiano" (Sendra).

martes, 8 de mayo de 2012

Esta noticia que nunca hubiésemos querido escuchar

Murió Caloi. Sí, la gente buena y talentosa también se muere. La noticia me llevó inmediatamente a recordar que el primero de los dibujos autografiados por un humorista gráfico que obtuve fue obra de Caloi. Adolescente y tímido, fue una hazaña animarme a pedírselo tras una charla suya en una institución de arte, pero su calidez solucionó el tema y me fuí con una alegría inmensa. Esa misma alegría que él nos regaló desde los años '60 hasta hoy. Y no sólo con su querido Clemente, sino también con sus grandes dibujos dominicales, de los cuales surgió uno de los mejores libros recopilatorios de humor gráfico que he leído: "Humoris Causa".
Ahora, las sensaciones no me dejan lugar para mucho más. Ya habrá tiempo para subir imagenes. Pienso en las tantas y tantas generaciones que hemos crecido y vivido junto a sus trabajos. Por eso, rectifico lo que expresé al comienzo: Caloi no murió, está y estará en el recuerdo de todos. Como Ferro, como Fontanarrosa, forma parte de nuestras vidas. De la parte feliz de nuestras vidas.

lunes, 7 de mayo de 2012

En este segundo año de Sonrisas...

Cuando se inició este blog en 2010, poco podía imaginar que a esta altura contaría con más de trescientas entradas, cifra común en muchos blogs pero que en mi caso me resulta casi increíble. Lo atribuyo sobretodo al afecto y al entusiasmo que el mundo del humor gráfico argentino siempre me ha provocado.
Y también a la alegría que ha sido recibir comentarios de dibujantes, coleccionistas (con quienes, de paso, he intercambiado ideas, datos e imagenes) y de aquellos que simplemente llegaron hasta aquí por mera casualidad, además de los seguidores que se fueron agregando: no me canso de reiterar que en todos los casos son un estímulo muy importante para seguir adelante.

Redondeo con unas breves reflexiones que están ahí, siempre danda vueltas, supongo que producto de los deseos de ofrecer lo que mejor pueda:
- Sé que hay varias series por finalizar. Es mi intención completarlas, pensando en quien pueda querer más información sobre ellas. Algunas requieren bastante tiempo realizarlas y las voy armando de a poco, de acuerdo al tiempo disponible. Espero concretarlo durante el transcurso del año.
- Me gustaría incluir dibujantes que – inevitablemente - se me han pasado por alto (Vidal Dávila, Langer, Fola, Sirio, y varios/as más). Ocurre que – por fortuna – son tantos que se me ha hecho complicado darles su lugar a todos en el tiempo relativamente corto de vida que lleva el blog.
- Es un proyecto volver a subir de vez en cuando algunas historietas completas, tema que apasiona a muchos lectores. Otros blogs ya lo están haciendo y muy bien, y me parece que puedo sumar un poco desde aquí.
- En ciertas ocasiones he pensado si debería incorporar un mayor sentido crítico al analizar determinadas historietas y a sus autores. Como se trata de un blog-homenaje donde expreso mi admiración hacia quienes ejercen este arte/oficio, me resulta difícil - y hasta incómodo - escribir sobre aquellos casos donde puedo (en mi subjetiva opinión) encontrar falencias. Sin embargo, creo que valdría la pena ya que siempre sería desde el lugar de quien trata de aportar algo, y no el de criticar por criticar.
Pero en otros momentos, considero que Sonrisas Argentinas está más destinado a recordar a grandes humoristas e historietas, a incluir datos, información sobre los autores actuales, imagenes, sencillos comentarios y otros detalles; antes que hacer del mismo un espacio reflexivo o filósofico (por llamarlo de alguna manera).
Como sea, todo puede tener su lugar. La variedad también ayuda a hacer más atractivo el conjunto.

Espero entonces poder seguir mejorando lo ofrecido hasta ahora, con el respeto y el cariño que el tema y quienes tienen la amabilidad de visitar el blog se merecen. Gracias otra vez.

Luis

sábado, 5 de mayo de 2012

Quino en la Feria del Libro

(Fotografía: Fernando De la Orden)

" 'Gracias, maestro' se escuchaba en boca de los lectores de Quino, apiñados en el stand de Ediciones De la Flor para que el autor de Mafalda les firmara algún libro, algún rincón de la agenda, un papel que estaba arrugado en la cartera y que ahora será un tesoro..."

Así comienza la nota de Julieta Roffi publicada hoy en Clarín tanto en la edición de papel como en el sitio web del diario. Los cientocuarenta afortunados que lograron su dibujo y su firma (tras el esfuerzo de un largo tiempo de hacer cola, pero a gusto seguramente) , muy felices. Fue un hermoso momento en el que el gran Joaquín Lavado recibió (como es habitual en cada aparición suya) todo el afecto de la gente. Un artista que merece siempre lo mejor de parte nuestra, y mucho más también.

La nota completa, en el siguiente enlace:

http://www.clarin.com/sociedad/Quino-masivo-acto-amor_0_694730678.html

Inauguración en junio del Museo del Humor

Se anuncia para el mes próximo la inauguración del Museo del Humor. En este video podemos apreciar la palabra de Manuel García Ferré, Carlos Garaycochea (quien lo calificó como "museo vivo"), Hermenegildo Sabat, Napo, Carlos Nine y Hugo Maradei, todos con muy valiosos comentarios tanto sobre la historia de nuestro humor como sobre las actividades que se desarrollarán en el lugar.
Ubicado en el Edificio de la Munich (Costanera Sur), se cumplirá así este gran anhelo del propio Garaycochea y de Guillermo Mordillo.



Video subido a Youtube por GCBA

viernes, 4 de mayo de 2012

Eslabones perdidos: El Potro (1937)

De aparición quincenal al comienzo y más tarde semanal, el "periódico humorístico argentino" El Potro se encuentra entre aquellos sobre los cuales es bastante difícil encontrar datos referidos a su historia o a quienes fueron con más precisión sus colaboradores.
Contemporánea de la primera etapa de la Patoruzú semanal y de los últimos tiempos de Caras y Caretas, en apariencia la publicación tuvo una breve existencia.
De gran tamaño (26 x 36 cm), ya en la tercera entrega disminuye considerablemente la cantidad de páginas (de 36 a 20, contando las tapas). Si aparecieron luego más ejemplares, es un enigma a develar...
El único autor con firma clara y reconocido (al menos para mí) es Araceli, con sus caricaturas de la actualidad política.
Después, un misterioso "G.G" (en una de las portadas y alguna página interior), otro dibujante de apellido Castro y poco más...
Se pueden observar una gran cantidad de textos (extensos, breves, secciones, chistes, comentarios) pero sin el detalle de sus autores, salvo en el caso de uno de ellos: Carbán.
Por último, un grupo de ilustraciones corresponde a artistas extranjeros.

En definitiva, se trata de una revista de humor político crítico - tanto dibujado como escrito - sin prescindir de una vena más clásica (con una cuota de picardía) o de notas de actualidad. Y, claro, es también un verdadero documento de la época (la influencia militar tras el primer golpe de estado, el auge del socialismo y el comunismo, la defensa de los derechos de los trabajadores, Alvear candidato radical a la presidencia, etc), como se puede confirmar en algunas de las imagenes.

(número 2, 19 de mayo de 1937)

(número 3, 10 de junio de 1937)