Antes de ingresar en el desenlace de la aventura iniciada en el post anterior, las palabras de un colega y admirador. Y tras la historieta, Ferro nos cuenta más de su navegante independiente:
Cuando el gran dibujante fue galadornado con el premio Quevedos, el encargado de recoger la estatuilla fue Guillermo Mordillo, quien expresó:
La figura de Ferro surge en los años 40 y 50, cuando Argentina vive una exhibición de talentos del humor gráfico. El nos enseñó en dos materias principales, el dibujo de humor gráfico y en tebeos y creó personajes inolvidables que, lamentablemente, no salieron del país. Por eso yo digo que fue benefactor de varias generaciones de argentinos, pero si hubiera trascendido las fronteras, lo habría sido de la humanidad.
Sobre Langostino, dice Ferro:
- Quinterno me pidió que dibujara un émulo de Vito Dumas que salga a buscar aventuras por el mar, para la revista Patoruzito. "Sentimos muy parecido", me dijo cuando vio el personaje. Al tiempo, ya aparecidos veinte o treinta episodios, me llamó para decirme:"Me dio el gusto al principio, pero después agarró para cualquier lado". Aquí me manda al diablo, pensé. Pero no. "Es muy especial, muy divertida, siga nomás". Y de ahí en adelante: dibujar, divagar a piacere y cantar...
-(Langostino...)
es un fulano solitario, bohemio y filósofo. El nombre no es mío: se lo puso Raúl Salvador, un contable de Quinterno al que le pregunté que nombre le pondría a un marinero. El apellido - Mayonesi - sí se lo puse yo.
es un botero de la Boca que sueña con tener un barco y recorrer los mares. Mientras, cruza gente en el Riachuelo. Pero ya en la primera página o poco menos ha comprado, con las monedas juntadas, su barco a un viejo marino y sale a navegar.
lo quise hacer largo, tipo chorizo, para que se le viera bien la camiseta a rayas, con muchas rayas...las patas cortas son cómicas, por contraste...
Reportaje de Juan Sasturain para la revista SuperHumor nro. 2 (1980).
Reportaje en la revista La Nación (1996), sin mención del periodista.
Página Web sin datos.
Foto: Carlos Campos (revista Viva, 1993).
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